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¿Quién inventaría esto de la semana?
¿A quién se le ocurriría - y con qué intención- esto de dividir el paso sin más de días y noches por las estaciones, en los días contados de la semana?
Me barrunta por ahí, que algo tendrá que ver con la condena del trabajo y con el intento de someter - una vez más- lo inabarcable.
Así, con estos pensamientos y tras otro desolado domingo -¡del Señor!-, el lunes temprano me encaminé por las calles de Sóller a ver como retomaba ese hilo cortado de planchas, colores, dibujos, pruebas, estampaciones...cuando al abrir la puerta del taller apareció ante mi en el suelo una pequeña nota:
"...merci pour le plaisir des yeux...
Marie et Sophie".
Vaya!, como si de un destello se tratara, se disolvieron en un momento todas las divisiones del tiempo -lunes, martes, domingo, fechas, horas...- y me quedé alegre con el pensamiento de esas dos mujeres -¿adolescentes, ancianas, amigas, madre e hija...?- paseando ese domingo por las calles vacías y silenciosas del pueblo, y posando su vista por los escondrijos del pequeño taller de un desconocido.
Sin prisas. Sin tiempo.
Merci à vous!
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